Las «partes pudendas» en la literatura

29/ 04/ 2013 | Categorías: Especiales, Herramientas, Lo más reciente

Ficción Breve Venezolana consultó a varios autores venezolanos en torno al uso de las palabras que nombran las partes pudendas en la literatura. A la pregunta concreta, ¿Cómo enfocar entonces el hecho sexual, desde un punto de vista eminentemente literario, de manera efectiva, sin pisar el terreno de la procacidad o de la cursilería?, ofrecemos a continuación las respuestas de Victoria De Stefano, José Pulido y Salvador Fleján.
En entregas posteriores, las opiniones de otros autores.

Victoria De Stefano:

«Se pueden nombrar genéricamente como genitales, o usar metáforas líricas o simplemente ingeniosas, incluso retruécanos, pero no creo que se deban esquivar los nombres más fuertes y directos tanto para el equipamiento femenino como el masculino (en realidad los hombres están mejor y más abultadamente equipados). Eso depende del texto en cuestión. La procacidad está en la forma y en las intenciones, no en los nombres.»

José Pulido:

«En literatura, los órganos sexuales del hombre y de la mujer (y todo lo que humana y virtualmente se puede hacer con tales recursos naturales no renovables) deben nombrarse de acuerdo al personaje que los nombra. Sólo son procaces y cursis cuando se ponen en boca equivocada. Son como las groserías: hay que saber cuándo usarlas y qué efecto se busca», agregando que «inclusive, los órganos sexuales tienen tantos nombres, que en sí mismos son diccionarios en potencia. Por supuesto, si un personaje rudo o rústico, pongamos por caso, un caletero, dice: `le metió el pipí en la totona´ lo menos que va a causar es risa, y el caletero de al lado le dirá `marico perdío´, como mínimo. Pero si lo dijera un niño no sonaría tan cursi. Si es un niño de cinco años, claro, porque si tiene más edad entonces parecerá guevón».

Salvador Fleján:

«Como decía el filósofo Joselo: `Borra es borra y cipo es cipo´. Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Aunque en mi caso particular prefiero ciertos localismos que poseen una `carga semántica´ universal. ¿O me vas a decir que la voces `totona´ o `poncha´ no evocan, aún para un checheno, algo mullido, acuoso y decididamente gozón? Por el contrario, el tecnicismo `vagina´ más bien me hace pensar en ginecólogo enguantado, en libro de puericultura, en marca de olla.»

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Un Comentario a “Las «partes pudendas» en la literatura”

  1. Mirco Ferri dice:

    Cualquier cosa siempre será mejor que «partes pudendas» 🙂

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