Lecturas que dejan marcas
03/ 05/ 2013 | Categorías: Especiales, Lo más recienteSeis escritores venezolanos comentan acerca de esas lecturas que propiciaron su amor por la literatura: Ana Teresa Torres, Oscar Marcano, Victoria De Stefano, Joaquín Marta Sosa, Carmen Vincenti y Gustavo Valle. Conózcalas a continuación
Ana Teresa Torres
La primera novela que leí, como libro de puro texto sin ilustraciones infantiles, fue «Mujercitas» de Louise May Alcott, cuando tenía siete años. Mucho después en una entrevista supe que era también el primer libro que leyó Simone de Beauvoir,y al que le atribuía gran importancia en su pensamiento feminista. Puedo decir lo mismo, además de que fue a partir de allí mi preferencia por la lectura de novelas sobre otros géneros literarios.
Oscar Marcano
El autor de Sólo quiero que amanezca, ofrece una lista con diez títulos. Ellos son Las aventuras de Arturo Gordon Pym, de Edgar Allan Poe; La posada del ángel de la guarda, de la condesa de Ségur; Rayuela, de Julio Cortázar; Días tranquilos en Clichy y Sexus, de Henry Miller; El Mago, de William Somerset Maugham; El estudiante alemán, de Washington Irwing; los cuentos de Jorge Luis Borges y de William Carlos Williams; y París era una fiesta, de Ernest Hemingway.
Victoria De Stefano
Los libros, las novelas, que marcan la fascinación por la lectura si no lo hacen en la infancia y en la primera adolescencia, no lo hacen nunca. Así puedo decir que yo perdí toda noción de espacio y tiempo leyendo Los tres mosqueteros, Veinte años después, David Cooperfield, La cabaña del Tío Tom, El conde de Montecristo, Huckleberry Finn y ya más grandecita con La guerra y la paz, que leí en una edición en cuatro tomos, en italiano y que aún conservo. Todavía adolescente leí con pasión La vorágine, Cumboto, El Quijote, La iliada y La odisea.
Joaquín Marta Sosa
Por mis orígenes familiares, emigrados portugueses semianalfabetos, fui un lector un tanto tardío, pero una vez que me encontré con los libros no he dejado de amancebarme con ellos.
Esta pasión tuvo su origen en las novelas de aventuras de mares y piratas de Emilio Salgari y en las del Lejano Oeste de Zane Grey. Gracias a ellos llegué, primero, a una novela que me deslumbró, Llegaron las lluvias de Louis Bromfield, y otra que fue la definitiva, Dios no se detuvo en Eboli de Carlo Levi. Y terminaron de afianzar mi afinidad sentimental con la palabra el Romancero gitano de García Lorca y Hojas de hierba, de Walt Whitman.
Todo lo demás procede de esas luces que para mi resultan inextinguibles.
Carmen Vincenti
El primero y más lejano que me viene a la mente es Sherlock Holmes, en la edición de las obras completas de Sir Arthur Conan Doyle de Aguilar. No menos importantes, unos años después, fueron Ifigenia y Los miserables. Dentro del ejercicio profesional, Cien años de soledad y El obsceno pájaro de la noche confirmaron el viejo amor.
Gustavo Valle
Valle, al igual que Marcano, ofrece una lista con diez títulos: Regreso de tres mundos, de Mariano Picón Salas; Ensayos, de Michel de Montaigne; Aforismos, de Lichtenberg; Un mundo para Julius, de Alfredo Bryce Echenique; Obra completa, de Borges; Candido, de Voltaire; La alegría, de Ungaretti; Alfabeto del mundo, de Eugenio Montejo; La columna periodística de José Ignacio Cabrujas y Las historietas de Tintín.
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