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Ensayos, entrevistas y artículos sobre el arte de narrar

Guillermo Parra

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Traductor, poeta.

Primer libro que recuerda haber leído.
No me acuerdo del primero, pero cuando estaba en el segundo grado en Massachusetts, en el supermercado una noche, le pedí a mi mamá que me comprara una edición ilustrada y abreviada de los cuentos de Edgar Allan Poe. Esa edición pertenecía a una colección de clásicos ilustrados para jóvenes lectores. Ahora que estoy traduciendo la obra de José Antonio Ramos Sucre al inglés, veo la importancia fundamental de Poe en mi vida como lector y escritor.

Un libro inolvidable.
El bonche (1976) de Renato Rodríguez. Es una novela que transcurre durante una sola noche en la ciudad de Nueva York a comienzos de los años setenta. El protagonista ingiere LSD y pasa la noche hablando paja con amigos en un bonche mientras recuerda experiencias y amistades en Boston y Nueva York. Rodríguez es un escritor totalmente original dentro de la literatura venezolana y este libro en particular me parece maravilloso. Carlos Noguera y Monte Ávila Editores se han encargado de reeditar toda su obra recientemente, un gesto que les agradezco muchísimo.

Autores imprescindibles (los que relee con frecuencia).
Roberto Bolaño, Guillermo Cabrera Infante, Rafael Cadenas, Luis Alberto Crespo, Victoria de Stefano, Emily Dickinson, Dolores Dorantes, Bret Easton Ellis, Guillermo Sucre, Allen Ginsberg, Wilson Harris, Michael Hofmann, Jack Kerouac, Antonia Palacios, Ramón Palomares, Teresa de la Parra, Thomas Pynchon, Arthur Rimbaud, Armando Rojas Guardia, Cedar Sigo, Stephen Spender, John Wieners, entre otros.

Un autor venezolano de rango universal.
Sin duda, José Antonio Ramos Sucre. Desde el 2008 me he dedicado a estudiar la vida y obra de Ramos Sucre, y traducirlo al inglés. Pienso que Ramos Sucre es tan importante para la literatura mundial como su contemporáneo César Vallejo. Por varias razones, su obra ha tardado muchísimo en llegar a los lectores, tanto en Venezuela como en el exterior. Pero ese proceso de difusión sigue avanzando, y poco a poco Ramos Sucre va recibiendo el reconocimiento a nivel mundial que merece. Desde Cumaná, Carúpano y Caracas para el mundo.

Si fuera librero, ¿qué libros venezolanos recomendaría? ¿Por qué?
De los venezolanos recomendaría los siguientes títulos más o menos contemporáneos. Los recomiendo porque tienen voces originales y urgentes. Algunos de ellos representan parte del boom de la narrativa venezolana del comienzo del siglo XXI. La variedad de sus propuestas refleja la amplia gama de temas y estilos que los escritores venezolanos están explorando hoy en día. Seguramente se me han olvidado autores esta noche, y hay muchísimos más que recomendaría.
Carlos Ávila, Mujeres recién bañadas (Random House Mondadori, 2009)
Ricardo Azuaje, Tres novelas cortas (Universidad de Oriente, 2007)
Rodrigo Blanco Calderón, Una larga fila de hombres (Monte Ávila Editores, 2005)
Israel Centeno, Calletania (Cáceres, España: Editorial Periférica, 2008)
Eduardo Cobos, Pequeños infectos (Fundarte, 2005)
Carlos Colmenares Gil, dos mil nueve (Fundarte, 2009)
José Roberto Duque, Salsa y control (Monte Ávila Editores, 1996)
Eduardo Febres, Gasolina (Monte Ávila Editores, 2012)
Dayana Fraile, Granizo (El perro y la rana, 2011)
Ana García Julio, Cancelado por lluvia (Monte Ávila Editores, 2005)
Rubi Guerra, Un sueño comentado (Norma, 2004)
Miguel James, Mi novia Ítala come flores y otras novias (Ediciones Mucuglifo, 2007)
Martha Kornblith, Oraciones para un dios ausente (Monte Ávila Editores, 1995)
Karl Krispin, La advertencia del ciudadano Norton (Alfa Editores, 2011)
Liliana Lara, Los jardínes de Salomón (Universidad de Oriente, 2008)
Eduardo Mariño, Aprendizaje del paraíso inferior (Narrativa 1994-2008) (Monte Ávila Editores, 2011)
Mario Morenza, Pasillos de mi memoria ajena (Monte Ávila Editores, 2007)
Raymond Nedeljkovic, Los impresentables (Monte Ávila Editores, 2011)
Natasha Tiniacos, Historia privada de un etcétera (La Cámara Escrita, 2012)
Federico Vegas, Falke (Random House Mondadori, 2005)

Un libro que le hubiera gustado escribir.
El último libro del poeta Juan Sánchez Peláez, Aire sobre el aire (1989). Es una obra maestra con catorce poemas breves y maravillosos. Es el resultado de toda una vida dedicada a la poesía. Gracias a este libro descubrí la obra de los poetas surrealistas César Moro y Emilio Adolfo Westphalen, y también las novelas de Álvaro Mutis. Al leerlo por primera vez en 1997 este libro me llevó a la literatura venezolana.

¿Qué libro no terminó de leer y por qué?
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario. No lo termino de leer porque soy un lector desordenado e impulsivo. Me gusta leer varios libros a la vez. Necesito sentarme a leerlo, porque el tema me interesa mucho, pero hasta el momento no lo he hecho.

 

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