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Este cuento formó parte de la Semana de la Narrativa 2019, organizada en alianza con Revista Ojo
Ilustración de Ivanna Balzán, cortesía Revista Ojo
No podrás dormir por los ruidos que generan los monstruos de la noche. Gruñidos, gritos, golpes en la puerta. Te cubrirás la cabeza con la almohada para dejar de escuchar. Igualmente, no permitirán que te sumerjas en un profundo sueño. La tensión te ceñirá como una víbora. El bullicio será silenciado al amanecer.
Llegarás con los ojos empapados de lágrimas al colegio. Le comentarás a la maestra que tienes miedo, que los monstruos… Ella te observará con atención e intentará aconsejarte que no hables así de ellos.
Regresarás a casa al mediodía. Los monstruos no harán ruido por el momento. Sabrás que cuando la calígine cubra el cielo, los aullidos del pánico te atormentarán otra vez.
En la madrugada comenzará el bullicio. A pesar de eso el cansancio te ganará y te quedarás dormida. Soñarás con los monstruos de la noche a tu alrededor, listos para devorarte.
Transcurrirá el tiempo. Los monstruos de la noche seguirán con su canto, pero tú te adaptarás temporalmente para sobrevivir.
Discutirás con tu madre al cumplir la mayoría de edad. Te gritará por qué le dices esas cosas, si todo anda bien. Le señalarás de manera irónica la mancha morada en su ojo derecho, después le escupirás un insulto. Perderá el poco respeto que le tenías. Ella fue quien te metió en el juego de los monstruos de la noche.
Un día tomarás la determinación de irte para ya no escuchar. Sin embargo, no estarás libre. Ellos se encontrarán allí, en cada hogar y en tu memoria, riendo a carcajadas.
A las diez, mientras escribes la historia de los monstruos de la noche, escucharás los gritos afuera de la casa. Sentirás angustia, la tensión te ceñirá como una víbora. Tu abuela habrá salido para conversar con alguien. Tendrás miedo, mucho miedo. Le pedirás a tu mamá que entre. Querrás llamar a la policía, luego recordarás que no tienes el número. De repente llegará tu abuela. Te preguntará por qué te hayas tan alterada. Te explicará que el ruido se debe a que los de al lado tratan de abrir la puerta de su apartamento. Todo estará bien.
Los monstruos de la noche y el aroma del miedo. La calígine que cubrirá el cielo y también tu interior. Regresarás al escritorio y terminarás el relato. Pensarás que la literatura no permitirá que te hundas. Además, las consultas con la loquera son muy costosas.