Escribir en el hundimiento, por Ricardo Ramírez

27/ 10/ 2014 | Categorías: Lo más reciente, Reseñas

objetos no declaradosHéctor Torres es el símbolo del self made writer. Formado en Informática, su acercamiento a la escritura viene de la lectura fervorosa, del afán y el temple del que quiere ser un escritor, de una infancia y adolescencia melancólica, y de una generosidad para con el que quiere escribir, incomparable. Pocos escritores han querido ser escritores como Héctor. Pocos escritores en Venezuela han logrado ser escritores como lo ha logrado Héctor. Estamos hablando de un caso ejemplar.

La escritura de Héctor es lenta, pausada, como el que camina por las calles sin ajetreos ni apuros mayores. Sabe hacia dónde se dirige, pero se permite dar rodeos, se aleja, regresa, se detiene, se vuelve a ir. Su escritura se hace en su escritura, como sus andares por la ciudad de sus lamentos y dolores. Porque la obra de nuestro autor está contaminada de dos constantes: la calle, lo que observa y vive en la calle y que otros también viven, ser el testigo callado de los acontecimientos de los días en la ciudad, y un cuidado de la forma que nace solo del trabajo palabra a palabra en cada línea. Héctor re-escribe. Mucho. Revisa, corrobora, continúa. Tiene fe en el trabajo arduo de lo que busca.

Pocos escritores han querido ser escritores como Héctor: vive de la escritura, es su oficio, desde cualquier instancia: como articulista, como corrector, tallerista, negro editorial. Escribir es un trabajo, y ese trabajo es digno y debe asumirse con responsabilidad.

Cuentista, novelista, cronista: Amores en tres platos, La huella del bisonte, Caracas muerde. Tres obras muy diferentes enmarcan la obra de este autor y en cada una hay una exploración particular. En el medio, El regalo de Pandora, ejercicio de reescritura de textos anteriores en donde vemos la actualización de un oficio luego de algunos años.

A partir de Caracas muerde, Héctor es designado testigo oficial de lo que ocurre en la capital. Libro éxito de ventas, tiene varias ediciones y una próxima a salir. Caracas muerde es un libro que nos habla y nos mira a los ojos: no es el viejo cronista caraqueño (hay una vasta tradición de la crónica en Caracas) es el testigo de hoy que nos habla de nuestro día a día con la exactitud necesaria. Hombre en vigilia constante por su ciudad, en Caracas muerde una generación de caraqueños encontró a alguien que le prestara las palabras que necesitaba.

Luego de Caracas muerde, tenemos el privilegio de publicar en Ediciones Puntocero Objetos no declarados. Es bueno señalar que son dos libros diferentes. Esto es importante. Porque una ciudad, como el río de Heráclito, no se mira de igual manera todos los días ni desde cualquier lugar. Cambia según el ojo y el espacio. Cada habitante de la ciudad es una pieza del calidoscopio. Héctor entiende esto, y sabe mostrarlo. Objetos no declarados es un libro más reflexivo, en donde el autor es testigo directo de lo que ve y escribe. Hay menos distancia entre la ciudad y el autor: están cara a cara y se dicen lo que piensan. Hablamos de textos más breves, más concretos, más urgentes. Recomiendo leer primero Objetos no declarados y luego Caracas muerde. El primero nos muestra lo trágico con acidez; el segundo lo trágico desde lo piadoso. Primero el grito, luego el respirar hondo.

Héctor Torres nos da un mapa de nuestras carencias y sinsabores. También de algunos aciertos. Nos muestra la ciudad, hoy, no ayer. La venezolanidad sin pañitos calientes.

Objetos no declarados, como Caracas muerde, es un libro duro. Pero está hecho, como dice la dedicatoria inicial del libro Para los que no se resignan. Porque la ciudad es esta, te marches o te quedes.

 

Presentación del libro Objetos no declarados (Ediciones Punto Cero), de Héctor Torres, en la FILUC 2014

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