Editora y promotora venezolana radicada en Buenos Aires. Edita La Vaca Mariposa.

Primer libro que recuerda haber leído.

Cuando era niña odiaba leer, me parecía que perdía el tiempo para ir jugar, así que me obligaban, por eso no tengo recuerdos de esos libros, los bloqueé. Más grande, en el colegio, recuerdo haber leído María, de Jorge Isaacs, y llorar. Ahora lo recuerdo y me doy cuenta que, obviamente, soy hija de la telenovela venezolana.

Un libro inolvidable.

El marinero que perdió la gracia del mar, de Yukio Mishima. Nunca me estremecí tanto con un libro.

Autores imprescindibles (los que relee con frecuencia).

Muriel Spark, Jacqueline Goldberg, Norberto José Olivar, Héctor Abad Faciolince, Mishima; y de Montejo un libro en especial: Papiros amorosos.

Un autor venezolano de rango universal.

Hay muchos y de distintas épocas, pero sin dudar digo: Eugenio Montejo. Pienso en Montejo y pienso en la belleza absoluta. Creo que eso lo hace universal.

Si fuera librero, ¿qué libros venezolanos recomendaría? ¿Por qué?

Debido a la distancia, estoy un poco “desconectada” de la literatura venezolana, solo leo lo que me llega por algún amigo; pero sin duda recomendaría autores nuevos, gente que se ha hecho un espacio porque tiene cosas interesantes para decir y además sabe cómo hacerlo. Está claro que hay que retomar nuestros clásicos, volver siempre a ellos, pero, profesionalmente, lo de dar espacio al que va comenzando es esencial para mí.

Un libro que le hubiera gustado escribir.

Si me permiten el atrevimiento: Escribir, de Marguerite Durás.

¿Qué libro no terminó de leer y por qué?

Baila, baila, baila de Murakami. Esperaba más. Lo llevé de viaje a Venezuela, y lo regalé en Caracas.

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