Willy McKey: Yo creo que en la literatura hay que chambear
09/ 06/ 2013 | Categorías: Entrevistas, Lo más recientePor Hector Torres (@hectorres)
Una de las experiencias editoriales más singulares e interesantes publicadas, no digo en 2012, sino incluso en los últimos años, ha sido Paisajeno, de Willy McKey. Más que un poemario, se traduce en una aventura de la cual se desprenderán valiosas experiencias que influirán a las próximas generaciones de poetas que busquen hacer del hecho poético algo más que un poemario, que entiendan la indiscutible fusión entre poesía y vida, un texto más cercano a la experiencia performantica que a la poesía, tal como se presenta. Paisajeno se convirtió en un suceso durante el año pasado, ya que la edición en pleno se colocó sin pasar por las librerías. Los puntos de venta (bares, restaurantes chinos, etc.) eran informados con cierta antelación por twitter, y los lectores se desplazaban hasta el sitio, el cual se convertía en una peña literaria temporal en el que McKey recibía y departía con sus compradores/lectores. Esta entrevista fue publicada en una versión original en el blog Sacven Creativa y es reeditada en el que fue su formato original para Ficción Breve.
¿Cómo defines Paisajeno como género?
Paisajeno es poesía, no sé si un poemario o varios poemarios interactuando entre sí. No es un libro que sea formalmente un universo cerrado, sino un libro que puede estar en contagio con otros. Puede que dentro de un libro estén varios libros. Incluso en Paisajeno hay decenas de otros autores citados, que te pueden hacer ver a Paisajeno como una antología de citas no sólo reales, sino que están referidas de un modo casi académico.
¿Qué objeto tienen? ¿Qué buscabas con este ejercicio?
Yo creo mucho en el metatexto y en el paratexto. Yo creo que son muy importantes en la literatura, pero casi siempre operan mucho mejor en la prensa.
Hay poemas en prosa largos de Paisajeno que se cuelan en ese territorio que es el pie de página. En Paisajeno puedes arrancar con un nivel de lectura y termines con tres niveles de lectura trabajando en la página simultáneamente, con la idea de aprovechar a plenitud el formato del papel. Cuando se lee un texto que continúa en un pie de página, hay una relación paratextual de un poema que sigue en otro. Y entonces, ¿qué pasa cuando los poemas se empiezan a acompañar unos a otros? ¿Qué pasa si un texto no es precisamente un extracto de otro sino que son zonas de contagio que estás teniendo?
Yo como diagramador y como editor me interesa retar un poco el formato del libro, pero no para vencerlo, sino para buscar qué esquina no se han aprovechado de lectura, donde en realidad lo que estás modificando no es la pieza ni el objeto que tienes ahí, sino la dinámica que se genera entre quien tiene ese objeto en la mano y el objeto. Y la experiencia de lectura comienza a aparecer como un elemento invocado por el autor.
Si vamos a hablar de aporte, de búsqueda substancial, en Paisajeno, ¿es más como objeto artístico o como hecho poético?
Es que creo que no se separan. Paisajeno es un proyecto que no pude escribir en Word. Comencé, pero tuve que terminarlo en InDesign. La poesía exigía su propio formato.
¿Entonces no puede extraerse del contexto?
Sí puede. Es ese precisamente el asunto: plantear una propuesta de lectura pero que adentro hay métricas, hay experimento con gramática, hay experimento con construcción de imágenes, hay experimentos con contagios de textos… Esos son experimentos poéticos, son experimentos literarios.
¿Ya El Salmón estaba siendo un germen para este proyecto?
Claro, Santiago (Acosta) y yo leímos una cantidad de poesía venezolana de una manera formal y de una manera alternativa que eso te permite intoxicarte potablemente, aunque sea un oximorón. Se trató de agarrar toda esa intoxicación para ver dónde la pones.
¿En qué punto preciso comenzó a gestarse Paisajeno?
El primer apetito que yo tuve con Paisajeno fue preguntarme qué pasa si toda esa presencia constante del paisaje en la poesía venezolana y de todo el Dios de la Contemplación, yo lo intentara expresar desde la otra tradición, la de Silva Estrada, de Salustio González… O sea, ¿qué pasa si yo agarro todo un ejercicio de contemplación territorial y lo movilizo hacia un ejercicio de planteamiento de la página como territorio? Eso fue un primer experimento. Y luego, que eso ya tiene que ver directamente con el nombre, qué pasa si en un poemario, el tiempo, la experiencia del instante, la experiencia temporal, se intenta narrar como si fuera un paisaje. O sea, qué pasa si yo empiezo a describir el tiempo y no el espacio. Entonces ahí aparece la figura de la autobiografía, el sujeto lírico de uno de esos libros que está dentro de Paisajeno, es un sujeto lírico que coincide con mi edad, con mis momentos biográficos, con mi experiencia biográfica, con msi territorios, con el bloque donde me crié, con mi visión del Caracazo, del cometa Halley, del nacimiento de mi hermano…
Vuelvo atrás: según los cánones tradicionales en los cuales se basan las antologías, ¿un poema de Paisajeno se podría extraer para una antología de poesía contemporánea?
¿Que si se puede diseccionar? Claro, pero es que cada quien hace su disección. Y ha pasado. Fíjate que una de las cosas que a mí más me interesa es que ha habido lecturas completamente disímiles de Paisajeno, que confirman eso que yo quería. Ese Paisajeno que está expuesto ahí, y esa negación del paisaje, ha sido leída por diversas personas que han escrito sobre el libro y lo que más me interesa es que sacan textos completamente distintos del libro, lo que genera un ensayo mutante en el que cada quien logra entrar de una manera distinta al poemario y, por supuesto, salir.
La poesía (y la literatura en general) suele tomarse su tiempo para que un texto pueda ser considerado un clásico. ¿Según tu criterio, de cuánto tiempo estamos hablando?
Yo creo que es como los carros: 25 años. Si a los 25 años sigue funcionando, se puede considerar un clásico.
¿Crees que la propuesta de Paisajeno será entendida dentro de 25 años?
No sé, tú sabes que hacer un libro con pretensiones de posteridad es un ejercicio que todos vamos a negar pero que todos estamos esperando. Incluso la opción de no escribir panfletos, o ensayos vinculados con nuestra actualidad política… los textos más vinculados con la realidad política están en soportes digitales, mientras que los que aguantan más agua están en el papel, están relacionados con una formación occidental de la lectura. Ahora, yo puedo decir algo de Paisajeno, basándome en ese sujeto lírico que tiene coincidencia conmigo durante treinta años de vida, evidentemente que dentro de treinta años más va a seguir siendo poéticamente real.
¿Y Paisajeno podrá servir, con el paso del tiempo, para buscar claves testimoniales de una época?
Es que las hay. Porque, como te digo, es un libro basado en la experiencia del tiempo, en cuanto a poesía, está alejado de la nostalgia y está más cerca del documental. Incluso Marc Caellas me decía que esto es poesía de investigación. Que además es un proceso de poesía Gonzo: es decir, yo aprendí a diseñar, sobre cortes del libro, a crear mis propias políticas y dinámicas de difusión, conseguí una cantidad de gente que colaboró para hacer piezas de una campaña de intriga… Es decir, es el poeta también metido en esta otra burbuja que tiene Paisajeno que envuelve todo el proyecto literario, que es el proyecto cultural que también es Paisajeno, que es revisar las posibildiades de la autoedición, revisar si la poesía se vende o no se vende, revisar la posibilidad de entender la poesía con humor, sin rigor, además permitiendo, en este marco, a quien se acerque a Paisajeno leer… veinte, veinticinco escritores más, incluyendo a The Beatles, Charly García, Javier Krahe, pero también a Salustio González Rincones, José Emilio Pacheco y el peruano Jaime Rodríguez Z.
No quiero pensar en la posteridad de Paisajeno con desprecio ni quiero pensar en su posteridad con demasiado apetito, pero algunos de los textos que están ahí… el de Salustio González, por ejemplo, es de 1907, es decir que si el resto del libro no vale la pena, allí va a estar un texto de Salustio González Rincones.
El proceso de concepción y elaboración de Paisajeno duró tres años exactos. Es una edición de 500 ejemplares numerados y el destino de cada ejemplar se puede seguir en este enlace http://paisajeno.blogspot.com/p/los-500-ejemplares.html. Cuando observo el detallado registro de los ejemplares, no puedo evitar preguntarle:
¿Por qué hacer algo como esto?
Tú sabes que existe el lugar común de que la poesía no vende, porque es una vaina compleja que no tiene nada que ver con la gente, o porque los poetas se desvinculan de su obra, que terminan un poemario y comienzan un nuevo ciclo… En todo caso, esta experiencia Paisajeno me permite hacer una investigación como editor.
¿Esta experiencia como investigación de mercado es transferible a otro proyecto, a un libro ajeno, distinto a Paisajeno?
Pronto se van a dar cuenta de que sí, porque ya existe la figura de McKey Editor, que probó cosas en Guadalajara. Es un experimento editorial de poesía fuera de colección. La posibilidad infinita de la poesía se traduce en la posibilidad infinita de la edición. Es decir, aparentemente las novelas se comportan igual, los libros de cuentos se comportan igual, porque el Mercado no tiene problemas para colocarlos; pero descubrir en esa ruptura natural, que es la poesía, las necesidades particulares de un poemario y de sus herramientas. Entender que quizá el poemario no es lo que tienes que vender sino la experiencia poética.
Ahora, eso funciona muy bien en Paisajeno, porque Paisajeno es algo cohesionado con la figura de Willy McKey, que es muy singular, performatica, y de mucha presencia pública, ¿pero esa experiencia podría trasladarse a un tercero con peculiaridades distintas?
Claro, porque habría que obedecer al principio en el que Paisajeno se corresponde conmigo, es decir, cuál es la dinámica cultural (no el producto, no el libro ni la manera de ventas), sino cuál es la dinámica cultural que puede conectar a un poemario que escribe Héctor Torres con Héctor Torres y encontrarle sus líneas de fuga.
Mi próximo libro, por ejemplo, tiene que ser algo distinto. Los libros se acaban y no es que mis próximos libros los voy a vender siempre de forma performantica, sino que pueden estar en librerías y no necesariamente tienen que estar numerados. De hecho, ahora viene otra edición de Paisajeno que va a estar en librerías. Va a tener otras particularidades, entonces si el producto cambia, la dinámica cultural también tiene que cambiar. Yo espero que ese nuevo libro pueda tener dentro lo que yo llamo «la experiencia», que además del poemario esté todo lo que está alrededor suyo, desde cifras hasta las diferencias cuando tu eres el diseñador, el distribuidor o el promotor cultural.
¿Qué otras diferencias tendrá con esta edición?
Bueno, primero no va a ser un objeto tan bonito, para distanciarlo de esa experiencia de la edición numerada; no va estar impreso full color, va a tener una tapa blanda; segundo, va a tener uan adenda cronicoensayística de la experiencia Paisajeno. Tiene que ser otro producto. Pero ese libro ya no sería Paisajeno, sería un testimonio de un Paisajeno que se agotó. Esa Adenda, que volcará la experiencia Paisajeno, puede incluir códigos Qr que te lleven a videos, a otros textos. Es una experiencia de todas las posibilidades de comunicación.
¿Todo el que compra Paisajeno lo lee, lo entiende…?
No sé si lo lee, pero lo quiere. Todo el que compra Paisajeno lo quiere. Y esa es una clave que a mí me interesa mucho. Claro, porque si la poética del texto tiene como principio no compartir un paisaje, no compartir un espacio sino compartir un instante, conocer al lector, compartir con él, que te escriban al correo, que te hagan preguntas… es lícito. No solamente es lícito: es coherente. Y yo, lo que intento, es que Paisajeno sea coherente. Yo no voy a citar a la gente para no darle la mano, o tomarme una cerveza en el restaurant chino en donde nos citamos, o no escuchar las críticas que me hagan después. Y con esto descubres quiénes son los verdaderos lectores de poesía. Conocer a los lectores de poesía de toda la vida y a la gente que vio el libro en manos de otro y se tripeó la experiencia y llegó por él a la poesía.
Esa experiencia Delivery de Paisajeno requiere mucho tiempo.
Yo creo que en la literatura hay que chambear. Quienes han tenido éxito en vida son quienes han trabajado la literatura. No todos somos Kafkas. Yo siento que la poesía es un oficio, y es un oficio totalmente prescindible, además.
Paisajeno me permitó llegar a la Feria de Giuadalajara, y eso fue una enseñanza para el agente, que fui yo mismo. Cómo mantener un autor allá, cómo conseguirle reuniones… con el principio hermoso de que el autor y el editor se queden en el mismo hotel.
Yo quiero que Paisajeno sea novedoso pero sé que no es innovador. Yo no estoy haciendo otra cosa que lo que hace la vendedora de tomates que se para ahí a defender sus tomates del mundo, a acompañar a sus tomates. Si uno no acompaña a sus libros es un ingrato.
De hecho, hay que entender que la literatura es una cosa y el libro es otra cosa. Y la expereincia literaria no se vuelve más eficaz si se vuelve íntima, si te vuelves un ermitaño. Igual sucede cuando tu literatura se vuelve libro. Si tú no entiendes que el único que va a comer si tu libro se vende bien no eres tú, porque en tanto tu literatura se vuelve libro es menos tuya; pero en lo que alguien confía en eso y en lo que eso empieza a pagar sueldos de libreros, de correctores, de diseñadores, de fotógrafos, tu tienes que entender que formas parte de una estructura que ha decidido confiar y afincarse en tu talento para que haya una empresa que funcione y que le de trabajo a gente. Porque si tú vas a ser el saboteador de esa dinámica… Y no es un asunto de venderse, es un asunto de trabajar, que es algo muy distinto.
Yo lo que quiero es que deje de ser un peo poner de oficio en Maiquetía «escritor», que deje de ser un chiste, una anécdota. No puede ser que sea más fácil poner «diputado» (y se ríe con ganas de su propia ocurrencia).
¿La experienica Paisajeno sirve de referencia a toamr en cuenta para la industria editorial, sobre todo en la poesía?
Mientras mas coherente sea un producto cultural mas éxito va a tener. No es mientras más escandaloso sea, ni mientras más alternativo sea, ni mientras más afuera esté del centro medular de la industria editorial, ni más adentro. Cualquier producto cultural, si es coherente y si consigue sus propias maneras de difusión, va a ser exitoso.
Si en 30 años haces un libro que exija revivir la experiencia performantica de Paisajeno, ¿lo volverías a hacer?
Si hago un libro cuya coherencia exija patear la calle de nuevo, lo voy a hacer. Porque además se trata también de divertirse. Y no porque sea literatura, sino porque uno tiene que trabajar obedeciendo su vocación. Y mientras tú obedezcas tu vocación te estás divirtiendo. La gente que tiene un oficio y gana más dinero en el mundo son los que están mas cerca de la diversión en su vocación.
Número de lecturas a este post 3372
Todo aquel que logra completar una obra como cuerpo coherente y la publica, desea en el fondo de sí, más profundo o más superficial, depende de la vehemencia, que la obra perdure en el tiempo y logre apaciguar el anímo o exaltarlo de quien la rescate del estante donde duerme verticalmente, esperando su consagración como clásico literario. Siempre es fundamental que la obra nos haga sentir un cosquilleo de entusiasmo cuando la estamos escribiendo y nos haga soltar una sonrisa con destellos melancólicos cuando la tropezamos con el plumero de limpieza. Así sabremos si la hemos querido desde que la creamos.